miércoles, 29 de julio de 2009

martes, 28 de julio de 2009

De máquinas que fabrican angustias y otros cuentos.

"Yo no soy la Cenicienta, ni Hansel, ni Gretel..."



Estoy tejiendo un montón de pensamientos, peligrosos, que amenazan contra mi integridad. Y es verdad que las personas no se expresan por miedo al fracaso, o al dolor. Es justamente por eso que yo fracaso pocas veces.



"El papel es prudente. El papel no te es infiel, no te caga, te deja ser, no te pone cara de circunstancia, aunque le estés contando que tenés morbo con las ratas egipcias o que te excita ver cómo los murciélagos duermen en el taparrollo de tu ventana."




Lo que más me preocupa es permanecer así, en este estado, en vos, extraviada en tu cabeza, pero realmente extraviada.
Me encantaría poder mirarte y verte los ojos, esos ojos que engañan hasta en el espejo.
Te quiero, te entiendo. No, mentira. No sé si te entiendo, no te conozco, no me dejás conocerte y yo vivo permanentemente de un recuerdo, un indicio. Ese aroma a café en la oficina a las tres de la tarde de un domingo, que podía llenarme el alma y prometía tantas cosas...
La tranquilidad del bar, un poco fría, pero con un sol rasante que podía abrazarte por completo.
Y lo más preciado. Esa imagen tuya de tus ojos espectantes que me miraban desde atrás de la barra, mientras yo permanecía sentada en una banqueta en medio del rayo del sol. Y no hizo falt ni siquiera un beso ni una palabra para sentir que me querías.
Hoy es complicado, es difícil realmente. Ya no existen esos contactos visuales de sesenta segundos que te hacían sentir vértigo, un balde de agua fría, una sensación muy parecida a un golpe en el estómago que te deja sin aire.
Y no entendés, nunca vas a entender lo lindo y disfrutable que son esas cosas, y se provocan con sólo una mirada.
Yo lo disfruto, lo quiero todo el tiempo. Y nunca voy a entender como el ser humano puede llegar a provocar vértigo, si ni siquiera estoy parada en una cornisa o a punto de tirarme desde el décimo tercer piso de un Building. Y es tan difícil tener eso, buscarlo duele mucho cuando sabés que buscás en el lugar incorrecto.

Pero acá estoy, extraviada en la cabeza de un tipo que apenas conozco, buscando ese vértigo que no voy a volver a encontrar y tropezándome una y otra vez con máquinas que fabrican angustias y otros cuentos.



Me siento sola, porque me extravié en tu cabeza.